Las ciudades de Ecuador, como Quito, Guayaquil, Manta y Cuenca, por nombrar algunas, están generando muchas propuestas gastronómicas en sus zonas; en conjunto, forman un panorama alentador para la cultura culinaria. Si bien los restaurantes de cadenas internacionales y otros con grandes capitales tienen mucho que ver, creo que en el corazón de esta escena gastronómica se encuentran los pequeños restaurantes, espacios mucho más íntimos que ofrecen experiencias únicas y personalizadas. Estos restaurantes no solo satisfacen el hambre de los vecinos, sino que también transforman las ciudades en refugios culinarios, aptos para caminar y conocer. Aquí los intercambios culturales, el emprendimiento, el street food y otros conceptos que se relacionan con el Food Design obligarán futuros posts, pero de momento no vienen al caso, ya que el plan no es escribir una tesis. Entonces, hablemos muy brevemente de Urbanismo, Diseño y de restaurantes que dan a la calle, o como los llamaré por acá, restaurantes pequeños.
Los restaurantes, cafeterías, bares, han sido durante mucho tiempo una parte integral de la vida urbana, sirviendo como lugares de encuentro para personas de todos los ámbitos. El papel de los restaurantes se extiende más allá de simplemente proporcionar un espacio para disfrutar de una comida. El diseño de estos establecimientos puede impactar significativamente la atmósfera general de una ciudad.
Transformando ciudades a través del diseño:
Quienes que me conocen, saben que tengo un gusto particular por las ciudades, siempre he intentado entender como se construyen, social y materialmente -y al mismo tiempo-, las estrategias para que sean más habitables y con ello humanas. El diseño de pequeños restaurantes juega un papel crucial en la configuración del paisaje urbano, un diseño bien ejecutado puede convertir una calle invisible en un destino culinario irresistible ¿Les suena conocido que en una calle de su ciudad se ubiquen muchos puestos de servicio de comida y que sean reconocidos por ello?. Los propietarios de restaurantes, al prestar atención a cada detalle, la distribución, la decoración, la iluminación y el ambiente, pueden crear espacios que cautiven a los comensales y dejen una impresión duradera. El resultado será definitivamente mejoras para el negocio y en los comensales: ganas de volver con más gente.
La idea de varios restaurantes en una calle, no es nueva, si quieren pueden leer un poco más sobre un ejemplo bonito de restaurantes hermanos de barrio acá: “Ya manden a Las Casas”
Maximizar el espacio:
Cada vez vamos notando que en las ciudades de Ecuador, el espacio comienza a ser un bien preciado, los pequeños restaurantes deben aprovechar al máximo cada metro cuadrado, buscar espacios más grandes suele hacer que los costos fijos de un restaurante aumenten (en muchos de los casos de manera desproporcionada). Así que hay que “hacer magia” mediante una planificación inteligente del espacio, utilizando el espacio vertical y empleando muebles multifuncionales. Pensar en un flujo continuo entre el comedor, la barra, la cocina y la alacena maximiza la eficiencia y crea una sensación de armonía.
Incorporando influencias locales, la identidad y el entorno:
Las ciudades ecuatorianas poseen una rica identidad cultural que se refleja en su gastronomía. Los pequeños restaurantes tienen la oportunidad de celebrar estos sabores locales utilizando materiales autóctonos, integrando obras de arte regionales o inspirándose en la arquitectura tradicional. De esta manera, se convierten en un reflejo de la herencia cultural de la ciudad.
Creando un ambiente acogedor:
La calidez y la hospitalidad son esenciales en un pequeño restaurante. La iluminación, la música y el aroma del lugar deben contribuir a crear un ambiente acogedor. Los pequeños restaurantes tienen la ventaja de poder ofrecer una experiencia íntima y personalizada, donde los comensales se sientan como en casa.
Impacto del diseño interior en la experiencia del cliente:
Las decisiones de diseño interior tienen un impacto profundo en la experiencia del cliente. La paleta de colores, la elección de muebles, la iluminación y la disposición del espacio influyen en la atmósfera y el tono de la experiencia gastronómica. Hay que prestar atención a la iluminación adecuada, que -por aquí lo hemos dicho muchas veces- crea un ambiente cálido y acogedor. La combinación de luz natural y artificial resalta la comida y crea un entorno confortable y seguro para los clientes. Luego, pensar en el mobiliario, ya que los asientos cómodos y la disposición de las mesas son esenciales para una experiencia positiva. Los muebles deben permitir tanto conversaciones íntimas como reuniones de grupos más grandes.
Mientras escribía estas ideas, recordé una iniciativa del Ministerio de Turismo para mantener los baños de las gasolineras limpios para los turistas. –¡El Turismo no es solamente tener un baño limpio! –dije, en aquella ocasión–; hoy, pensando desde un punto de vista más abierto, entiendo que todo suma y ese detalle es muy importante, así que debemos prestar mucha atención a ello. De paso, pensar en que el flujo de movimiento dentro del restaurante debe ser fluido y placentero. Esto incluye una señalización clara, baños accesibles y áreas de servicio bien organizadas y reconocibles.
A veces pienso en las ciudades como seres vivos, que sienten y que son generosas con los negocios que han crecido con ellas, hemos tenido la oportunidad de trabajar con sitios que tienen 35 o más años en la ciudad y la relación y el aporte a sus respectivos barrios se notan claramente. Un buen diseño de restaurante, tiene el poder de transformar las ciudades en destinos culinarios para ser famosos en redes sociales, culturalmente ricos y también de comunidades urbanas unidas y seguras. Redundando un poco, prestar atención a cada detalle y al incorporar elementos locales, los espacios van a ofrecer experiencias gastronómicas únicas y memorables. En lenguaje ecuatoriano, el convertirse en la “Hueca Famosa” de la ciudad es el fin a seguir. Las ciudades ecuatorianas van a seguir creciendo y por suerte, la demanda de pequeños restaurantes bien diseñados solo aumentará.
Así que ánimo para crear estos espacios que serán esenciales para crear un futuro urbano seguro, amable con las personas que caminan por sus veredas y sobre todo, lleno de sabor.
¡Tengo hambre!